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EXPERTOS EN BIENES

Los tiempos en los que se podía ganar dinero con la producción de sal ya son historia. Desde que la industria pesquera perdió importancia en la isla la demanda de la sal cayó drásticamente. Hoy en día solo el 20% de las Salinas están en funcionamiento y gran parte del trabajo realizado tiene como objetivo la conservación de este paisaje espectacular. Desde años existe un plan para la construcción de un mirador sobre las salinas y de un centro turístico donde los visitantes podrían informarse sobre el proceso de producción de la sal. Además, con el soporte de un guía de senderos la gente podría acercarse a la historia de las salinas y su contribución en el pasado a la industria lanzaroteña. Este proyecto beneficiaría tanto al municipio de Yaiza como a la protección de las salinas pero todavía no se ha tomado ninguna decisión definitiva sobre ello.

SALINAS DE JANUBIO

La historia de las Salinas de Janubio, las más grandes y peculiares de las islas canarias, empieza a finales del siglo XIX. Se cuenta que Don Vicente Lleó Benlliure empezó alrededor del año 1895 a aprovechar el charco natural detrás de la playa negra de Janubio con el fin de instalar los primeros cocedores para la producción de sal. Durante los siguientes 50 años se construyeron las instalaciones que forman hoy en día las impresionantes Salinas de Janubio. Aunque los tiempos de oro de las Salinas han pasado, éstas formarán para siempre una parte importante de la historia de Lanzarote.

sal con auténtico sabor a sal

El proceso de producción de la sal no ha cambiado en 100 años. El agua del mar se filtra desde la playa y se concentra en la laguna. Desde ahí, las bombas suben el agua a un canal principal, y luego es dirigida a los grandes cocedores que se encuentran más arriba. Una vez en los cocedores, el sol y el viento provocan la evaporación parcial del agua. Este es el primer proceso de concentración de la sal en el agua. Desde los grandes cocedores se traslada el agua a tajos más pequeños, donde la concentración de sal por litro de agua sigue aumentando. Una vez la sal cristalizada es recogida con el rastrillo y se guarda sobre el talud con la ayuda de una pala. Finalmente se almacena donde se prepara para el envasado. Todo el trabajo realizado en las Salinas es artesanal. Lo único que ha cambiado en éstos 120 años son las bombas o motores que elevan el agua al caño general los cuales han sustituido a los antiguos molinos que, aunque en desuso, todavía se pueden ver.

La sal está sujeta regularmente a controles sanitarios y se puede adquirir en algunos supermercados de la isla, o directamente en el almacén de las Salinas. El punto de venta de las salinas está abierto todos los días de las 7 a las 14.30. Además de proporcionar  al cliente un contacto directo con el tradicional negocio de la sal, la compra ayuda también a conservar un paisaje industrial único y espectacular. Es más, un paisaje que es parte integrante de la identidad, la cultura y la tradición de Lanzarote.  Muchos residentes y restaurantes de la isla usan exclusivamente esta sal en sus cocinas. 

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